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Y Ester respondió:

—Si Su Majestad me tiene cariño, lo único que deseo y pido es que Su Majestad me perdone la vida y la de mi pueblo; pues tanto a mi pueblo como a mí se nos ha vendido para ser destruidos por completo, y saqueados, y para ser esclavos; nosotros y nuestros hijos seremos convertidos en esclavos. ¡Nuestro enemigo es una deshonra para la corte de Su Majestad!

Entonces el rey preguntó:

—¿Quién es el que se ha atrevido a hacer semejante cosa?

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